En algunos barrios de Sáenz Peña la garrafa de gas se paga casi 500 pesos
‘La verdad es que esto no da para más, no puede ser que la garrafa de gas haya llegado casi a 500 pesos‘ dijo en una mezcla de sorpresa e indignación un vecino al salir de un comercio de un barrio de esta ciudad luego de adquirir el producto. Ello ocurre mientras las quejas se multiplican en distin tos puntos de la ciudad en los que los consumidores apuntan a dos factores fundamentales, el abuso de algunos comerciantes y la falta de control de los organismos responsables de ejercerlo.
‘Este precio dista mucho del que se paga en las plantas o algunas distribuidoras, pero bueno pero lamenta blemente tuve que comprar en el barrio porque me quede sin gas de noche y me hacía falta, así que no tuve más remedio que pagar, que se le va a hacer‘, dijo el vecino indignado.
Esta situación refleja lo que le sucede a muchos saenzpeñenses a diario, que ante alguna circunstancia deben pagar un precio muy superior en sus zonas de residencia a los que pueden conseguirse en las plantas de las empresas que operan en el mercado o distribuidoras importantes del medio.
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El precio del gas en garrafas vuelve a generar polémica tras conocerse los precios excesivos en la ciudad.
Esto genera reclamos que apuntan esencialmente al abuso en el que incurren algunos comerciantes que se aprovechan de la situación y a sabiendas que el gas es un elemento de suma necesidad en el hogar, fundamentalmente para la cocina hogareña y hacen su negocio buscando ganancias de márgenes superiores sin importar el cliente.
‘NO HAY CONTROLES‘
Pero uno de los puntos en los que hacen especial hincapié, los vecinos de distintos barrios que expresaron sus quejas por el precio del gas apuntaron a la falta total de control de parte de los organismos locales y provinciales.
La verdad es que existe mucha preocupación en los consumidores por el grado de desprotección que tienen en un momento de crisis por la falta de controles. En ese sentido apuntan a la ausencia de los organismos con potestad de ejercer un contralor como la oficina de Defensa al Consumidor local o la secretaría de Comercio para que constaten este tipo de situaciones de abusos que ocurren.
Los vecinos admiten que sería importante que se salga a realizar controles y se sanciones a quienes incurran en abusos ya que sostienen de nada sirve ir a denunciar después porque en la mayoría de los casos todo queda ahí y son las menos las oportunidades en que se realizan las constataciones y eventualmente se llega a sancionar a los comercios.
Consideran que debería existir mayor presencia de esos organismos sobre todo en momentos de crisis para que los comerciantes no incurran en situaciones de abusos con los precios como se ve en algunos barrios de la ciudad.
EN LAS PLANTAS SE VENDE A 330 PESOS
El precio de la garrafa de diez kilogramos que por estos días se vende en las plantas y algunas distribuidoras mayoristas y minoristas de la ciudad al precio de 330 pesos.
Esta situación genera la contracara delo que ocurre en almacenes y minimercados que llegan a cobrar a la clientela por una garrafa, entre 430 a 490 pesos. El abuso está a la orden del día y los controles brillas por su ausencia en esta ciudad chaqueña.
«Según la cara del cliente»
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‘No es posible pagar más de 400 pesos una garrafa de gas’, dijo José Cabaña.
‘Te cobran lo que les parece, y hasta te puedo asegurar de acuerdo a la billetera o la cara del cliente‘, reprochó Martin Saucedo, un vecino que había comprado una garrafa de diez kilogramo a 420 pesos, en un almacén en el barrio Lamadrid. Esta apreciación la dijo, ya que una vecina le había comentado que en el mismo almacén la noche del lunes, la mujer había pagado por la garrafa, 350 pesos, unos 70 pesos menos que pago su vecino casi al siguiente día, y sin ninguna variación de precios que se haya anunciado, comento.
También están las avivadas de los repartidores de gas, de las distintas banderas, dijo otro de los consultados, quien afirmo que te cobran entre 400 a 450 para llevarte de domicilio una garrafa, y el precio se debe al traslado, por el precio del combustible, según explico el vecino, así le había manifestado el repartidor, en su momento.
EN LOS BARRIOS TENDRÍA QUE SER MÁS BARATO
José David Cabaña, un vecino del barrio Santa Mónica, expresó su amargura por el constante precio de todas las cosas. En este caso de la garrafa de diez kilos: “Es imposible pagar esa suma de dinero, en mi casa vivimos de changas, ya no se puede comprar todas las cosas para cocinar todos los días, y encima a casi 400 no sabemos qué hacer. Aquí nadie sale en defensa de los más necesitados, estamos a la deriva de lo que hacen los comerciantes, no hay control para nada, al menos en nuestro barrio”, aclaró indignado