Primer mensaje del año del Papa: “Oremos por Nicaragua”
“Abramos caminos de paz y reconciliación en el mundo”, expresó.
En su primer mensaje de Año Nuevo, el Papa Francisco hizo un llamado a la paz y pidió oración por Nicaragua, ya que la dictadura de Daniel Ortega lleva adelante una cruel persecución a la Iglesia de ese país. En el Ángelus pidió que “oremos por Nicaragua” y recordó a los obispos y sacerdotes encarcelados: “Expreso a ellos, a sus familias y a la entera Iglesia del país, mi cercanía en la oración”.
En el día en el que se celebra la Jornada Mundial de la Paz, Francisco afirmó: “la libertad y la convivencia pacífica se ven amenazadas cuando los seres humanos ceden a la tentación del egoísmo, del interés personal, del afán de lucro y de la sed de poder”.
Agregó que “el amor, en cambio, está hecho de respeto y de amabilidad: de este modo derriba barreras y ayuda a vivir relaciones fraternas, a construir sociedades más justas y humanas, más pacíficas”. Y pidió: “Oremos a la Madre de Dios y Madre nuestra, para que en el nuevo año crezcamos en este amor manso, silencioso y discreto que genera vida, y abramos caminos de paz y reconciliación en el mundo”.
“La Iglesia necesita de María para redescubrir su propio rostro femenino, para asemejarse más a ella que, como mujer, Virgen y Madre, representa su modelo y su figura perfecta; para dar espacio a las mujeres y para ser generativa a través de una pastoral hecha de cuidado y solicitud, de paciencia y valentía materna”, aseguró ante los fieles.
“También el mundo necesita mirar a las madres y a las mujeres para encontrar la paz, para escapar de las espirales de violencia y odio, y volver a tener miradas humanas y corazones que ven. Y toda sociedad necesita acoger el don de la mujer, de cada mujer: respetarla, cuidarla, valorarla, sabiendo que quien lastima a una mujer profana a Dios, nacido de mujer”, indicó.
“Nuestro tiempo, vacío de paz, necesita de una Madre que vuelva a reunir a la familia humana”, dijo. “Y hagámoslo con su creatividad de Madre, que cuida de sus hijos, los congrega y los consuela, escucha sus penas y enjuga sus lágrimas”, expresó.
Pidió que “confiemos el nuevo año a la Madre de Dios. Consagrémosle nuestra vida. Ella, con ternura, sabrá revelar su plenitud; porque nos conducirá a Jesús, y Jesús es la plenitud del tiempo, de todo tiempo, de nuestro tiempo” y “que este año esté lleno de la consolación del Señor; que este año esté colmado de la ternura materna de María, la Santa Madre de Dios”.